miércoles, 3 de febrero de 2010

Sobre un nido

Hace nueve días pensaban en que juntos hicieron su nidito de amor. Lo estaban haciendo, en verdad, muy despacito. Que le pusieron plantitas, comida sana, acolchados suaves, y amor, claro, siempre amor. Es chiquito pero prometedor, suponían, mientras apuntaban la mirada al este durante cada mañana, dando calor a la familia.
Seis mañanas y siete noches hasta que empezó a llover. La gente común se queda en casa, y los huevos se pasan por agua. A la vista de todos, las palomas y los palomos no saben dónde esconderse. Los futuros pichones envueltos en cáscara, desprotegidos, caen. Se revientan despacio pero fuerte, el piso estaba cerca, el viento lo logró.
Dos días después ya no cae agua, y la gente común los barrió. Ahora, hembra y macho, sólo buscan un nuevo alféizar.


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