jueves, 2 de septiembre de 2010

La casa de Wilde

Estoy parada y miro desde arriba. Imaginate que es un rectángulo de varios metros, más largo que ancho. Yo estoy sobre la esquina izquierda, pegada a la puerta que sale al jardín. No veo la puerta, estoy por encima, me tapa el techo de tejas. Es planta baja tu casa, ya sé. Desde acá arriba veo la parrilla, de esas bien completas pero ya algo baqueteada. Es de ladrillo, como la pared medianera, que a su vez es bastante baja. Típico de barrio. Hay una mesa de madera larga, con bancos para muchos hambrientos, paralela a la pared y a la parrilla. Nace abajo del techo, no veo dónde nace. Tampoco veo dónde termina tu jardín, hacia el fondo está todo oscuro. El día está nublado pero con sol. Típico día para hacer un asado, típico de barrio. Es verano, claro. En la punta de la mesa que llego a ver hay un par de vasos. Uno es azul, vidrio transparente. El otro es de plástico, verde y alto. Hay un poco de vino en cada uno, y algunas moscas andan por ahí también. El pasto está desprolijo, pero corto. O la mayoría del pasto, al menos, está corto. Quizás es obra de Felipe, que ahora está descansando del calor en algún lugar que no llego a ver. No sé si tiene cucha o no, no la vi. Seguro que no. Pero se nota que tu perro anda mucho en el jardín porque hay pedazos de tierra, pasto muerto.
Parado frente a la parrilla estás vos, en cuero y bermudas. La estás limpiando, lo sé porque todavía no veo humo ni siento el buen olor a carne que vas a hacer en un rato. Pero estás de espaldas a mí, porque vos estás sobre el lado oeste y yo te veo desde arriba, desde el este. Es un mediodía tranquilo, te levantaste justo a tiempo para salir al sol. Ya sé que te dije que está nublado, pero quema igual, vas a quedar todo colorado. Ahora no te das cuenta porque cantás. Cantás desde adentro, concentrado en ese tango que suena en el grabador con cassette que está al lado tuyo, sobre los caballetes.
Y eso. No te puedo contar más porque no me quedé a almorzar, pero algún día nos podemos quedar juntos, querés?. Sí, algún día te voy a invitar a tu casa de Wilde, tal como yo me la imaginé.

16 comentarios que comentaron.:

YO dijo...

Yo comento, puedo comentar? no me importa, comento igual, hay olor mucho olor, una acuchillada.

Anónimo dijo...

se podria decir que el texto es personal, tiene claves y cosas muy intimas pero eso es lo de menos, en palabras de eliot con relacion a los escritos de pound decia que algunas de las cosas que ezra escribia solo las entendia el, pero que le gustaba leerlas por el placer que producian, tu relato tiene el mismo efecto, y seria fantastico almorzar y permanecer algun rato en ese jardin que describes, con buena compañia.

EDGARDO

Unknown dijo...

Zarpadamente lindo
Casi que lamento ser vegetariano
Saludos

Javier Arias dijo...

Muchas cosas no las extraño pero la radio si. Puedo sentir la voz que suavemente rompe el silencio de la 1pm, le miro y casi veo las ondas correr en desban a mis oidos para armar una historia en mi cerebro con full escenografía y todo ... esta semana en una webinar -creo que así se escribe - almorcé con pastas con unos italianos ... ví el humo de olor albahaca salir de sus platos ... pero sigo extrañando la radio.

Roberto dijo...

me trasladaste al otro lado...al desván de la csa de Wilde, es extraaño pero me veo sacándole brillo a tus palabras en ese desván oscuro y polvoriento...

Anónimo dijo...

Esta bien para una niña de 12 años de edad.

ALA_STRANGE dijo...

acepto al invitación


:)

El Zorrodrilo dijo...

Muy bueno, como siempre! Enigmático, personal y a la vez público

El Zorrodrilo dijo...

Muy bueno!!! Público pero personal, para uno solo y para todos...Enigmático y mágico....

Anónimo dijo...

omo diría Oscar Wilde, la vida imita al arte; y a menos que se esté en Casablanca, Marruecos, con saco blanco y moño negro, pegando puñetazos a la mesa, a menos que sea exactamente así, entonces eso no será un lamento genuino y aceptable, sino una desgracia para la depresión, una mancha innecesaria a la historia visual de lo que debería ser el Dolor y la Pena. Solamente Humphrey Bogart tiene derecho a tomar whisky y fumar mirando el vacío, en la madrugada, solo. El resto de los mortales debería ahorrarse el trabajo; no hay caso, eso, después de Casablanca, no puede hacerse más. Porque es un acto absurdo, una ridiculez, un plagio.

en ver o símil dijo...

Hugo, mi texto no tiene que ver con Oscar Wilde, sino con un lugar lejos de vos que se llama Wilde (cuyo nombre tampoco viene de Oscar, sino de otro fulano). Y respecto a la sustancia de tu comentario, pobre de vos si creés que no tenés derecho a tomar, fumar y mirar a donde se te cante! Los demás lo estamos disfrutando...

rama dijo...

Muy bueno, la descripción del lugar mata. Saludos.

Anónimo dijo...

La cita a Oscar Wilde es una ironía, en cuanto a la bella localidad de "buaild" el 10 lo tomas en facultad de derecho y te deja.
Como supo notar Oscar Wilde, la realidad supera a la ficción. Por eso la Realidad (argentina), instancia que ni el surrealismo más exuberante podría superar en intento alguno, le dio su espacio virtual al Bonaerense
Si pueden evitar fumar, mejor, hace mal.

en ver o símil dijo...

Ahhh. En 'uilde' yo no puedo. Cosas que pasan.

Anónimo dijo...

Intentelo compañera, intentelo.

HATOROS dijo...

BUENISIMO PORQUE LO VI TODOTODITO