miércoles, 27 de enero de 2010

Sobre un balcón

Nosotros vemos a la gente pasar y detenerse desde arriba.
Aparece la señora Graciela y una mujer entrada en años pero seductora, que camina hacia la esquina de la derecha y de la izquierda. Cuando llega a la calle Pedernera, dobla y las miradas la siguen hasta el último momento.
Desde esa misma esquina se acerca un auto blanco y un Ford Escort que se detiene a mitad de cuadra y en la puerta de la casa de Gustavo.
El hombre que se baja del auto es atractivo y es Juan, un amigo de Gustavo de toda la vida. Levanta la mirada y saluda a la ventana del primer piso del edificio de enfrente y hacia donde estoy yo.
Aparece la señora y la mujer otra vez. Saluda, al parecer, a alguien que reconoce en el balcón de enfrente y la reconoce a ella que está tomando sol en el tercer piso del edificio azul.
Ella fue quien vio, primero a la señora Graciela doblar en la esquina izquierda, y después al auto frenar a mitad de cuadra, donde vive Gustavo, y al hombre atractivo que saludó al chico asomado en la ventana del primer piso del edificio de enfrente, que soy yo. Esa fue la primera vez que ella me vio a mí.
Yo primero me distraje viendo ir hacia la esquina derecha a una mujer seductora, que se llamaba Graciela, aunque yo no lo sabía. Después saludé al amigo de Gustavo que llegaba con su Ford blanco y, al volver a ver aparecer a la mujer, descubrí que en el balcón del tercer piso del edificio de enfrente está ella, una chica hermosa que toma sol en los días de verano y se distrae mirando pasar a la gente desde arriba, como yo.


1 comentarios que comentaron.:

Javo dijo...

Me encanta. Libre y desenfadado, con una estructura que es como un hilito de seda. Barbaro. La mejor de las suertes!!